Porque sólo pienso en ti.

Dime. Dime lo que piensas, en este momento que estamos cara a cara, boca contra boca. Y dime ¿qué piensas? 
¿Piensas que estoy guapa en americana o que me veo asquerosa en esta sudadera y estos pantalones vaqueros raídos? ¿Crees que soy el amor de tu vida y que el latido de mi corazón marca el compás de tus movimientos? ¿O tal vez piensas y afirmas que mi aroma inunda todos tus sentidos? 
No me lo vas a decir si no te lo digo yo primero, ¿no? Bien. Encantada, ya sabes que yo no me cohíbo al decir algo de esto y menos a ti. 
Pienso que eres mi vida, que me haces sonreír en un día horrible. Que si me caigo tú eres la razón por la que me levanto. Pienso que no te puedes ver más guapo mientras me atiendes a ver qué digo haciendo ese mohín con la nariz que sabes que me mata por dentro. Pienso, además que aunque esta maravillosa historia no dure para siempre, siempre estarás ahí para mí. ¿No es así? Prométemelo. Y para afirmar nuestra promesa me das un beso para sellar el pacto. Y ahora no preguntes en qué pienso, porque sólo pienso en ti.